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Constancias

Las FFMM no están entrenadas para ejecutar una política de violaciones, su propósito es asegurar el orden democrático. Sí a los ascensos

Gracias, Presidente Char por conducir esta sesión, este debate que prueba que la virtualidad no ha puesto en riesgo la democracia colombiana. Al contrario, en este país libre todos pueden decir lo que quieran, incluso a través de Zoom.


Mis sinceras felicitaciones para los oficiales de la República cuyo ascenso se somete ahora a la honorable plenaria del Senado y cuyas trayectorias son intachables. Ellos le han dado todo a Colombia, han arriesgado sus vidas y su integridad todos los días y todas las noches de su carrera para preservar la democracia colombiana.

Ya lo dijeron quienes me han antecedido: estos oficiales también tienen derechos a la presunción de inocencia, al debido proceso, a la honra y al buen nombre. Los derechos humanos, honorables Senadores, no son de derecha ni son de izquierda. Todos los derechos humanos son de todos.

Las responsabilidades penales en un Estado de derecho tienen que ser establecidas por los jueces de la República, y solo una condena penal en firme debidamente ejecutoriada desvirtúa la presunción de inocencia.

Es triste que entre casi 300.000 hombres y mujeres hay casos individuales y aislados que manchan el uniforme. Pero esto no significa que las Fuerzas Militares de Colombia estén diseñadas o entrenadas para ejecutar una política de violaciones. Todo lo contrario: su propósito es asegurar la vigencia del orden democrático. Así lo confirman la carrera y el acto de altruismo del General Zapateiro -hay que tener un valor moral y cívico muy grande, un enorme amor a Colombia, para hacer lo que el Senador Lemos nos ha contado.

Aunque algunos hoy posen de pacifistas, sabemos quienes fueron. Quédense con sus máscaras, pero no olviden que llevar una máscara llaga la piel.