Constancias
Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas

Intervención de la H. S. Ruby Chagüi Spath (Centro Democrático)
9 de abril de 2019
Señor Presidente, honorables congresistas, Víctimas, representantes del Gobierno:
En este día tan importante, en el que no celebramos pero sí recordamos y decimos nunca más, permítanme manifestar mi profunda solidaridad, todo mi afecto, a los colombianos que tanto han sufrido los estragos de la violencia ejercida en nombre de supuestos nobles motivos, de una violencia inhumana que ha invocado falsas ideologías. La crueldad, queridos amigos, jamás es altruista; jamás será justificada.
Debo reconocer especialmente a quienes hoy nos han acompañado. Su decisión de compartir con nosotros su dolor, sus preocupaciones y sus expectativas en el Congreso de la República es de un enorme valor, de una inmensa trascendencia. Su valentía es inspiración para reafirmar que no hay auténtica y duradera paz si no existe verdadera justicia. Tengan absoluta certeza acerca de nuestra determinación para cumplir con la obligación -ética y jurídica- de hacer todo lo que esté en nuestras manos para reparar sus pérdidas, para aliviar su tragedia; para honrar a las víctimas de ayer, pero también para impedir más sufrimiento en Colombia, para evitar las víctimas de mañana. Por eso es tan importante la genuina verdad, la genuina justicia, la genuina Reparación, que es lo que impedirá la NO repetición.
Señor Presidente, honorables Senadores/Congresistas,
Jorge Eliécer Gaitán, cuyo asesinato es hoy también recordado, decía, en su discurso más conocido, “La oración por la paz”, que creía “en la conciencia del pueblo” y le reclamaba al Presidente Ospina Pérez ejercer su mandato, dado por el pueblo, para “devolver al país la tranquilidad pública”. ¡Cuántas lecciones podemos aprender de esas palabras!, ¡qué bueno sería que se respetara el mandato dado al Presidente Duque para que asegure los derechos de las víctimas y no tengamos que lamentar, como en 1948 lo hizo ese hombre inmenso que fue Gaitán, que nuestra bandera está enlutada.
Sea esta también una ocasión para decir lo siguiente:
Colombia no puede permitir, Colombia no permitirá, que quienes posan de decentes sigan dividiendo artificialmente a las víctimas creando jerarquías entre ellas en función del victimario, discriminando y midiendo el dolor y la tragedia según sus simpatías o enemistades ¡No, señores! La muerte violenta e injusta de cualquier colombiano disminuye a Colombia; el secuestro o la desaparición de cualquier colombiano nos debe conmover; la mutilación de inocentes nunca dejará de ser un drama; la violencia sexual contra una mujer, viniere de donde viniere, es siempre devastadora, siempre cobarde; y quien recluta o usa niños, ¡niños!, es siempre un miserable. Los derechos de las víctimas, los derechos humanos, se defienden con igualdad y para siempre, no con distinciones y ojo escrutador. Nuestro compromiso no es táctico ni calculado, nuestra responsabilidad es de principio.
Por eso es importante resaltar, a la luz del acuerdo con las Farc, que hay incumplimientos:
1. De 967 mil 276 millones de pesos que supuestamente iban a entregar para la reparación a sus víctimas, quienes eran “aparentemente el centro del acuerdo”, pasados más de 2 años, a corte del 31 de enero de 2019, solamente han entregado 24 mil 109 millones de pesos. Pero lo paradógico es que la Fiscalía ha incautado desde agosto de 2016 a la fecha, 1.767 bienes por un valor de 2.4 billones de pesos. Sólo dos días atrás, les incautaron bienes por 20 mil millones de pesos. Si utilizaron a las Víctimas para decir que eran el centro del acuerdo, ¿por qué hasta después de 2 años, las Farc no han entregado ni siquiera el 3% de lo que ellos reportaron? Sin contar los billones de pesos ocultos, que si no fuera por la Fiscalía General de la Nación, hoy nada sabríamos de ello.
2. En el punto 5.1.3.2 del acuerdo, que se refiere a acciones concretas de contribución a la reparación, las Farc se comprometieron a participar en programas de limpieza y descontaminación de minas antipersonal y a contribuir en la búsqueda, ubicación e identificación de minas y de personas desaparecidas. Hoy el informe es insastisfactorio. Sólo ha entregado la ubicación de 5 minas, de las cuales se desactivaron 3. Las otras 2 no las encontraron. ¿Esto es justo para las víctimas?
3. ¿Qué ha pasado con la verdad sobre los menores de edad que reclutaron, sobre los niños, niñas y adolescentes que abusaron sexualmente y que a muchos obligaron a abortar? Sólo la Corporación Rosa Blanca, tiene contextualizadas 1.200 víctimas de violación, abortos y reclutamiento que aún no han sido escuchadas en la JEP. Por ejemplo, Carlos Antonio Lozada, tiene denuncias por 12 casos de aborto, 3 casos de violación sexual y 32 casos de reclutamiento. Y qué decir de Iván Márquez, hoy fugitivo, no ha cumplido tampoco a sus víctimas y no ha respondido por 9 casos de aborto, 2 de violación y 7 reclutamientos que tiene esta Corporación contra él.
4. Recuerdo que el entonces Presidente Juan Manuel Santos escribió en un trino el 17 de marzo de 2017, diciendo que las Farc tenían un inventario de 14 mil armas. Según la ONU, sólo entregaron cerca de 9 mil armas. ¿Dónde están las demás? Muchas de esas armas hoy están en manos de las disidencias de Farc y siguen causando víctimas.
Y si seguimos haciendo el listado de incumplientos, pues me gastaría mucho más tiempo…
La decencia en realidad impone trascender el discurso y aprovechar esta oportunidad única, honorables Congresistas: llegar a un consenso que nos permita hacer verdad los derechos de todas las víctimas. Porque verdad, justicia, reparación y no repetición no pueden ser conceptos vacíos; esas palabras deben materializarse, hacerse concretas.
Solo después podremos decir si hubo paz con justicia, solo después podremos confirmar si ha triunfado la razón y si algo de honor queda en quienes recurrieron a la violencia o si, por el contrario, en el mal solo hay banalidad.
Muchas gracias.
